lunes, 31 de octubre de 2016

DESALINEACIONES DE LA COLUMNA VERTEBRAL


Las alteraciones en el equilibrio fisiológico del raquis provocan la aparición de deformidades que modifican su morfología habitual. Dichas deformidades pueden darse en el plano frontal, en el sagital o en ambos a la vez (1).





  • En el plano frontal, el raquis presenta un alineamiento casi perfecto entre cada una de sus vértebras. La aparición de una curvatura en este plano se considera anormal cuando sobrepasa los 10º y se denomina escoliosis (1, 2).
  • En el plano sagital, el raquis presenta tres curvaturas móviles opuestas entre si, cuya naturaleza se ha expuesto en las entradas anteriores. El rango de normalidad para estas curvaturas es motivo de controversia aun en la actualidad, dándose amplios márgenes. Las  variaciones fuera de estos márgenes, tanto por exceso como por defecto, son consideradas deformidades del raquis (1, 2).

Las desalineaciones pueden ser de dos tipos dependiendo de su flexibilidad: las reductibles, donde la deformidad se corrige de forma pasiva y activa; o las estructuradas, en las que la deformidad solo se corrige parcialmente. El interés de diferenciarlas radica en la terapia a utilizar y su pronóstico (2).

La estructuración de las curvas se define, además, por la existencia de alteraciones anatómicas de los elementos óseos (vértebras), discos intervertebrales y ligamentos. Dependiendo de cada caso, la afectación de cada uno de estos elementos será de mayor o menor grado (2).



EXPLORACIÓN DE LA COLUMNA VERTEBRAL

La exploración clínica se basa en la inspección de la postura del niño y el examen del plano sagital del raquis propiamente dicho, valorando la estática, flexibilidad de las curvas y dinámica del mismo. La exploración deberá completarse con el examen también del raquis en su plano frontal y el estudio de las extremidades inferiores y caderas. Para terminar, se llevarán a cabo los exámenes complementarios del estado de crecimiento y maduración sexual, neurológico y de la función cardiorrespiratoria (3).

Es importante que la exploración del raquis esté bien sistematizada (protocolizada), para no obviar detalles de interés tanto en la valoración inicial como en exámenes ulteriores en los que se necesite valorar la posible evolución de la morfología raquídea (3).

El examen del raquis en el plano sagital contemplará tres aspectos que se valorarán clínicamente mediante:
  • Estudio de la postura estática y disposición de las curvas sagitales en bipedestación y sedentación, determinando si el grado de curvatura que presentan se encuentra dentro de los valores aceptados como normales o si están incrementados o disminuidos (3).
  • Determinación de la flexibilidad de las curvas del raquis, es decir, establecer si las posibles desalineaciones observadas son funcionales o estructuradas (3).
  • Estudio del raquis en disposición dinámica, analizando su comportamiento en flexión de tronco y el morfotipo presentado (3).


DESALINEACIONES EN EL PLANO FRONTAL


Las escoliosis pueden deberse a diferentes causas por lo que al nombrarlas se acompañan de una segunda denominación. Pueden deberse a deformidades congénitas (escoliosis congénita), a parálisis muscular (escoliosis paralítica), a alteraciones neurológicas, displásicas, etc. En el grupo más frecuente (aproximadamente el 70%) se engloban las escoliosis de causa desconocida, denominadas “idiopáticas”, aunque se conoce que presentan un cierto carácter familiar y hereditario (2).





DESALINEACIONES EN EL PLANO SAGITAL

La frecuencia de aparición de desalineaciones en el plano sagital es muy superior a la de las escoliosis, aunque suelen ser mucho menos conocidas, sospechadas y, por lo tanto, diagnosticadas. Dichas alteraciones pueden darse por incremento, disminución, abolición e, incluso, inversión de la curvatura normal (1, 2).





La alteración de las curvaturas puede producirse por factores de diversa índole y dependiendo del grado de modificación, el cual precisa ser cuantificado para el adecuado diagnóstico y seguimiento del paciente, tienen como resultado la modificación de las condiciones de estabilidad y movilidad del raquis (2, 3).

Además, como ya se ha indicado anteriormente, atendiendo a la reductibilidad las desalineaciones o deformidades se clasifican en:

  • Deformidades no estructuradas o posturales. La mayoría de las alteraciones son de esta naturaleza y se caracterizan porque pueden ser corregidas espontáneamente por el individuo, pues no existe alteración estructural. Son variaciones posturales o malas actitudes más o menos exageradas que incluso pueden variar en diferentes exploraciones. También se denominan funcionales o actitudes (2-4).
  • Deformidades estructuradas o verdaderas. Aparecen con menor frecuencia y se caracterizan porque la posición anómala no es corregible activa ni pasivamente. Suelen ir acompañadas de la deformación estructural de vértebras y discos intervertebrales (3).

Según el aspecto morfológico de las desviaciones estructuradas se pueden definir como regulares, caracterizadas por una morfología redondeada y armoniosa consecuencia de angulaciones vertebrales o discales repartidas sobre más de cuatro segmentos consecutivos y que por lo general no entrañan riesgo para el contenido medular; o angulares o irregulares, caracterizadas por un cambio brusco de dirección muy localizado que implica la angulación de uno, dos o tres segmentos consecutivos conllevando el riesgo de compresión medular, tanto por su inestabilidad como por la importancia de la angulación (1).

Las deformidades del raquis son manifiestas durante el período puberal y la adolescencia. En la infancia la mayoría de las desalineaciones son autocorregibles o flexibles (de actitud cifótica, lordótica, escoliótica). En la adolescencia, las desviaciones son más frecuentes que en la infancia y por lo general más graves, dada su tendencia a convertirse en deformidades verdaderas o estructuradas (3).




En este trabajo nos centraremos en las desalineaciones no estructuradas e idiopáticas del raquis en el plano sagital.


Desalineaciones no estructuradas e idiopáticas en el plano sagital

POR INCREMENTOS DEL GRADO DE CURVATURA

Hipercifosis dorsal. Supone un incremento significativo de la convexidad posterior en la región dorsal y se caracteriza por la forma redondeada del dorso en actitud asténica. Es frecuente su aparición durante el llamado estirón puberal, siendo su frecuencia de un 9% en individuos durante la pubertad y alcanzando un 16% durante la adolescencia (3).

Los límites de normalidad citados en la bibliografía son muy variables pero, como referencia más aceptada, son patológicas las cifosis dorsales de más de 40º con afectación mínima de 4 ó 5 vértebras (4).






Hiperlordosis lumbar. Se manifiesta por una exageración de la ensilladura lumbar en bipedestación, con una basculación de la pelvis hacia delante, abdomen prominente y nalgas salientes, siendo normal la curvatura dorsal. Se considera fisiológica hasta aproximadamente los 5 años de edad y es más frecuente en el sexo femenino. La reductibilidad de esta curvatura es habitualmente y si no se obtiene, hay que pensar en una anomalía constitucional de la curvatura (3).

En la actualidad se entiende que el rango de normalidad de la lordosis lumbar oscila entre 20º y 40º. Cuando la curva lordótica es menor de 20º se habla de rectificación lumbar, mientras cuando la curva supera los 40º se denomina hiperlordosis lumbar (4).

La hiperlordosis puede aparecer por compensación de una hipercifosis dorsal, ser secundaria a la retracción del músculo psoas ilíaco (flexor de cadera), a la relajación del músculo recto anterior del abdomen, a una luxación bilateral de caderas o a una coxa vara bilateral. Así mismo, puede ser primaria a una debilidad de los músculos abdominales (3).






Cifolordosis. Supone una exageración o incremento conjunto de la cifosis dorsal y la lordosis lumbar. Es más frecuente antes de la pubertad (16%), descendiendo su prevalencia en la adolescencia (3).

En la postura de sedentación asténica se corrige perfectamente la lordosis y en hiperextensión global lo hace la cifosis. Las radiografías en estas mismas posturas, confirman la reductibilidad (3).




Cifosis total. Es una actitud habitual adoptada por el lactante de menos de un año en posición sedente y que se considera fisiológica hasta los seis años de edad, pero que persiste aún en el 24% de los niños durante la edad escolar, con una proporción de casi el doble para el género masculino. En la mayoría de los casos se corrige con el enderezamiento voluntario, pero un porcentaje se transforman progresivamente en cifosis lumbares dolorosas (3).

Esta alteración presenta una disposición normal del raquis en bipedestación y parece ser debida a una debilidad o hipotonía de los músculos espinosos lumbares, junto con una basculación posterior de la pelvis (3).



POR REDUCCIONES DEL GRADO DE CURVATURA

Dorso plano o rectificación dorsal. Supone la presencia de un raquis dorsal rectilíneo. Se observa en ocasiones en el niño en etapas prepuberales. La radiografía en sedentación con hiperflexión hace reaparecer la curva normal (3).


Rectificación lumbar. La concavidad de la curva lumbar se localiza posteriormente, si bien la angulación se reduce por debajo de 20º (4).



POR INVERSIÓN DE LAS CURVAS FISIOLÓGICAS

Esta categoría es muy poco frecuente en bipedestación. En ella se incluyen la lordosis torácica o inversión de la curva cifótica dorsal, la cifosis lumbar o inversión de la curva lordótica lumbar y la lordosis total o presencia de una curva de suave concavidad anterior en todo el raquis (3).

Las inversiones son infrecuentes en clínica, requiriendo importantes modificaciones en la estructura raquídea, tales como fracturas graves o lesiones tumorales (3).



LA COLUMNA VERTEBRAL NO ES UNA ESTRUCTURA AISLADA

La columna vertebral descansa sobre la pelvis, de modo que un cambio en su inclinación produce cambios en la posición de la quinta vértebra lumbar y del resto del raquis. Existe una relación intrínseca entre la columna lumbar, la pelvis y la articulación de la cadera. Así, la posición y el movimiento de cada una de estas estructuras tienen gran influencia sobre las otras (4).

Por ejemplo, los movimientos de la pelvis repercuten sobre las curvaturas sagitales del raquis en sentido opuesto y viceversa.

  • Anteversión pélvica: movimiento por el cual la base superior de la pelvis se desplaza hacia delante (4).
Los músculos que producen la anteversión pélvica son el Sacrolumbar, Dorsal largo, Epiespinoso, Cuadrado lumbar, Psoas Ilíaco, Sartorio, Pectíneo, Aductor menor y mediano, Recto anterior del cuádriceps y el Tensor de la fascia lata. El acortamiento de estos músculos determina un desplazamiento anterior de la pelvis en dirección ventro-caudal, que acentúa la lordosis lumbar (4).
  • Retroversión pélvica: movimiento contrario a la anteversión (4).

Los músculos retroversores son el Recto anterior del Abdomen, Oblicuo mayor, Oblicuo menor, Transverso abdomen, Glúteos (mayor especialmente), Aductor mayor y Cuadrado crural (accesorio) (4).


El equilibrio de la pelvis está asegurado por la relación entre parejas antagónicas de estos músculos (4).





BIBLIOGRAFÍA
  1. L. Serna García, F. Santonja Medina y A. Pastor Clemente. Exploración clínica del plano sagital del raquis. 1996 [consultado el 19 octubre 2016]. Selección 5(2):88-102. Disponible en: http://ocw.um.es/cc.-de-la-salud/afecciones-medico-quirurgicas-iii/material-de-clase-1/exploracion-clinica-del-plano-sagital-del-raquis.pdf
  2. F. Santonja Medina. Musculación en las desalineaciones del raquis. 1997 [consultado el 19 octubre 1997]. Selección 6(4):205-218. Disponible en: http://ocw.um.es/cc.-de-la-salud/afecciones-medico-quirurgicas-iii/material-de-clase-1/musculacion-en-desalineaciones-sagitales-del-raquis.pdf
  3. Alteraciones de la columna vertebral. Pedro Luis Rodríguez García. En: Educación física y salud. Murcia: Universidad de Murcia. [Consultado el 17 octubre 2016]. Disponible en: http://ocw.um.es/gat/contenidos/palopez/contenidos/435552534f5f4d555343554c414349c3934e2e414c5445524143494f4e45535f434f4c554d4e415f56455254454252414c.pdf
  4. Tema 6.3. Anatomía y Biomecánica de la columna vertebral. Pedro Ángel López Miñarro. En: Actividad física para la salud. Murcia: Universidad de Murcia; 2009 [Consultado el 14 octubre 2016]. Disponible en:  http://ocw.um.es/gat/contenidos/palopez/contenidos/616e61746f6dc3ad615f706564726f5f616e67656c.pdf
  5. Idiopathic Scoliosis in Children and Adolescents. American Academy of Orthopaedic Surgeons (AAOS). [Consultado el 30 octubre 2016]. [Figura 2] Disponible en: http://orthoinfo.aaos.org/topic.cfm?topic=A00353
  6. Más vale prevenir que curar. Josep Ausensi. [Consultado 31 octubre 2016]. [Figura 4]. Disponible en: http://josepausensi.com/mas-vale-prevenir-que-curar/
  7. Hiperlordosis lumbar. Fisiosalud+. [Consultado 31 octubre 2016]. [Figura 5]. Disponible en: https://fisioweb.com/hiperlordosis/
  8. Cristopher M. Norris. La estabilidad de la espalda. Un enfoque diferente para prevenir el dolor de espalda [Internet]. 1ª ed. Barcelona; Editorial Hispano Europea; 2007 [consultado el 19 octubre 2016]. [Tabla 2, p. 44]. Disponible en: https://books.google.es/books?id=56TkGJuwDmQC&printsec=frontcover&hl=es&source=gbs_ge_summary_r&cad=0#v=onepage&q&f=false







REGIÓN SACROCCOCÍGEA


EL SACRO

El sacro es un hueso único que representa la fusión de las cinco vertebras sacras. Tiene forma triangular con el vértice apuntando inferiormente, y esta curvado de forma que tiene una superficie anterior cóncava y la correspondiente superficie posterior convexa. 

En la forma se pueden describir 4 caras, una base superior y un vértice inferior.





Partes del sacro
  • Cara pélvica
  • Cara dorsal
  • 2 caras laterales
  • Base
  • Vértice


CARA PÉLVICA

La cara pélvica está orientada hacia delante y hacia abajo y es cóncava tanto en sentidos transversal como longitudinal. La zona media correspondiente a la fusión de los cuerpos vertebrales separados por cuatro crestas transversales, líneas transversales, que marcan la zona de unión intervertebral. En los extremos laterales de estas crestas se sitúan los agujeros sacros pélvicos, que representan los agujeros intervertebrales y permiten el paso de las ramas anteriores de los nervios sacros. Cada uno de los agujeros sacros se prolonga lateralmente por un surco dirigido hacia el margen lateral del sacro.



CARA DORSAL

La cara dorsal es muy rugosa debido a la presencia de relieves óseos causados por la fusión de las apófisis y elementos del arco vertebral de las vertebras sacras. En la línea media se dispone una gran cresta vertical, cresta sacra media, que resulta de la fusión de la apófisis espinosas. En la parte más baja del sacro, la cresta sacra se bifurca formando las astas del sacro que delimitan la abertura inferior del conducto sacro, hiato del sacro. A cada lado de la cresta sacra se dispone una zona deprimida, canales sacros, resultado de la fusión de las láminas vertebrales. Lateralmente a los canales sacros, se sitúan unos relieves óseos, la cresta sacra intermedia, resultado de la fusión de las apófisis articulares; mas lateralmente aparecen los agujeros sacros posteriores, que comunican con el conducto sacro y dan paso a las ramas dorsales de los nervios sacros. Finalmente, en la parte más lateral de la cara posterior aparece la cresta sacra lateral, que resulta de la fusión de las apófisis transversas.



CARAS LATERALES

Las dos caras laterales son triangulares de base superior. En su parte alta aparece una superficie articular para el hueso coxal denominada superficie auricular porque su forma recuerda a un pabellón auricular. Por detrás de la superficie auricular aparece una zona rugosa (tuberosidad sacra) de inserción de ligamentos de la articulación sacroilíaca. Por debajo de la zona articular, la cara lateral de sacro se estrecha formando una cresta rugosa de inserción ligamentosa que separa la cara anterior de la posterior.



BASE

La base recuerda a la cara superior de una vértebra lumbar. En la parte media y anterior se sitúa una superficie ovalada que corresponde a la cara superior del cuerpo de la primera vértebra sacra. El margen anterior de esta superficie hace relieve hacia la pelvis formando el promontorio del sacro. Por detrás del cuerpo vertebral se sitúa el orificio superior del conducto sacro. Lateralmente, en la zona correspondiente a las apófisis transversas se dispone una posición lateral y posterior respecto al agujero sacro se disponen las apófisis articulares superiores de unión a la quinta vértebra lumbar.




VÉRTICE

El vértice está representado por una pequeña superficie oval que representa la cara inferior de un cuerpo vertebral muy reducido de tamaño.



Movilidad de la zona sacra

El segmento sacro es un segmento inmóvil, ya que sus vértebras están fusionadas y tiene la función de anclar la columna vertebral en la pelvis.



Articulaciones del sacro

ARTICULACIONES LUMBOSACRAS

El sacro se articula en su cara superior con la porción lumbar de la columna vertebral. Lar articulaciones lumbosacras se forman entre la vértebra L5 y el sacro, y constan de:
  • Las dos articulaciones cigapofisarias que existen entre las apófisis articulares superior e inferior adyacente.
  • Un disco intervertebral que une los cuerpos de las vertebras L5 y S1.

ARTICULACIÓN SACROILÍACA

Las articulaciones sacroilíacas transmiten las fuerzas desde las extremidades inferiores a la columna vertebral. Son articulaciones sinoviales entre las superficies articulares con forma de L que se encuentran en las carillas articulares de las superficies laterales del sacro y las carillas similares de las porciones ilíacas de los huesos coxales. Cada articulación sacroilíaca se estabiliza mediante tres ligamentos: el ligamento sacroilíaco anterior, el ligamento sacroilíaco interóseo y el ligamento sacroilíaco posterior.


ARTICULACIÓN SACROCOCCÍGEA

El vértice del sacro y la base del cóccix establecen, en la edad juvenil, una anfiartrosis por medio de un ligamento interóseo constituido por tejido fibrocartilaginoso. Sin embargo, el tamaño del ligamento interóseo se va reduciendo con la edad, y en la vejez las dos piezas óseas terminan casi siempre por fusionarse. Periféricamente a la articulación entre el sacro y el cóccix se disponen:
los ligamentos sacrococcígeos anterior, los ligamentos sacrococcígeos posterior y los ligamentos sacrococcígeos lateral.




EL CÓCCIX

El cóccix es una pequeña pieza ósea triangular que resulta de la fusión de 3 a 5 vértebras coccígeas. En su extremo superior o base se puede reconocer la silueta de una vértebra muy rudimentaria con un pequeño cuerpo vertebral que se articula con el vértice del sacro, por detrás del cual parten hacia arriba dos apófisis, astas del cóccix, restos de las apófisis articulares que se unen a las astas del sacro, y, lateralmente, unas prolongaciones óseas laterales que representan las apófisis transversas. Por debajo de esta primera vértebra, se disponen fusionados o unidos por tejido fibroso 3 ó 4 nódulos óseos, vestigio de otras tantas vertebras coccígeas.

                             


BIBLIOGRAFÍA




    1. García JA, Hurlé JM. Aparato locomotor del tronco y del cuello. Anatomía Humana. 1º ed. Colombia: McGraw-Hill, 2005. p. 86-168.
    2. Drake RL, Vogl W, Mitchell A.W.M. Anatomía para estudiantes.1ªed. Madrid: Ediciones Elsevier Churchill Livingstone, S.A.; 2007. P. 383-385.
    3. Netter  F.H.  Atlas de anatomía humana. 6º ed. Barcelona: ediciones Elsevier Masson, S.L.U.; 2015. P.156-158.
    4. Sobotta J, Becher H. Atlas de anatomía humana(tomo 1). 17º ed. Barcelona: ediciones Toray, S.A.; 1974. P. 20-21.
    5. Columna vertebral (internet). Alumnos de la Unidad Curricular Morfofisiología II de la Universidad Nacional Experimental "Francisco de Miranda’’; Consultado el 27 de Octubre. Disponible en: http://cvunefm.weebly.com/sacrococciacutegea.html
    6. Anatomía de la columna vertebral(internet). Estados Unidos: Spine-health users; (actualizado en Octubre del 2016). Spine Health. Disponible en: http://www.spine-health.com/espanol/anatomia-de-la-columna-vertebral/sacro-region-sacra
    7. Jimenez F. Síndrome de pinzamiento femoroacetabular en deportista veterano. Revista andaluza de medicina del deporte(internet). Consultado el día 27 de Octubre. Disponible en: http://www.elsevier.es/es-revista-revista-andaluza-medicina-del-deporte-284-articulo-sindrome-pinzamiento-femoroacetabular-deportista-veterano-S1888754615000684



    REGIÓN LUMBAR


    El segmento lumbar está formado por 5 vértebras. Este es el encargado de soportar el peso de los segmentos superiores y del tronco, transmitiendo las fuerzas compresivas a la parte inferior durante la realización de las actividades de la vida diaria. En el raquis lumbar, las carillas articulares y los discos contribuyen en un 80% de estabilidad. 

    En esta región podemos distinguir siete partes anatómicas. El cuerpo vertebral es la parte más voluminosa y presenta una forma arriñonada. Los péndulos es la zona que emerge de la parte superior de los cuerpos vertebrales y que se dirige hacia atrás. Además, su borde inferior es muy escotado. Por otro lado, están las láminas orientadas oblicuamente, de forma que su cara posterior mira hacia atrás y hacia arriba. El agujero vertebral es una zona relativamente pequeña y tiene una zona triangular. A partir de la segunda vértebra lumbar, se agota la médula espinal y en el conducto vertebral únicamente se alojan las raíces de los nervios caudales. Por último, existen tres tipos de apófisis: la costiforme, la espinosa y las articulares. La apófisis costiforme es muy prominente y se denominan así porque embriológicamente corresponden al esbozo de una costilla que queda adosado en la vértebra. La apófisis espinosa tiene forma cuadrilátera y se dirige horizontalmente hacia atrás y, la apófisis articular, es voluminosa y presenta una carilla articular curvada a modo de segmento de cilindro.

    En la siguiente imagen podemos observar las diferentes partes de una vértebra lumbar. La figura A representa la visión lateral de una vértebra lumbar y la figura B representa esa misma vértebra vista desde arriba.


    Al igual que en otras zonas, en el segmento lumbar podemos encontrar vértebras con rasgos morfológicos individuales. La primera vértebra lumbar tiene una apófisis costiforme más pequeña que el resto de las vértebras lumbares. Además, la quinta vértebra lumbar posee un cuerpo en forma de cuña, que es más alto por su parte anterior que por su parte posterior (esto condiciona la formación de una curvatura en la zona de unión entre el segmento lumbar y el sacro).

    En cuanto a los movimientos del segmento lumbar, podemos distinguir las flexoextensiones y las inclinaciones laterales, dos movimientos relativamente amplios. Por otro lado, la zona lumbar también puede ejercer el movimiento de rotación, un ejercicio muy limitado debido a la forma de las apófisis articulares.



    Esta imagen representa la proyección radiográfica anteroposterior (figura A) y lateral (figura B) de la columna lumbar. En estas dos radiografías podemos observar la apófisis costiforme (1), el pedículo (2), lámina (3), la apófisis articular inferior (4), la apófisis articular superior (5), la apófisis espinosa (6). En la figura B, podemos visualizar el agujero intervertebral (7), el disco intervertebral (8) y el promontorio (9).


    La conjunción lumbo-sacra se conoce como la unión entre la L5 y la S1.  Es un “punto débil” de la columna vertebral. Tiene una inclinación anterior debido a que sus cuerpos vertebrales presentan menos altura por detrás que por delante, formando una pequeña curvatura cóncava hacia atrás. Debido a esta inclinación, suele ser una zona bastante susceptible de lesión Un punto clave de esta charnela lumbosacra es el itsmo vertebral, es la zona del arco posterior situada entre las apófisis articulares superiores e inferiores. Cuando este itsmo se destruye, debido a ser un punto de encuentro de diversas fuerzas, se produce una espondilolisis (afección en la cual una vértebra se desplaza o sale de su posición con respecto a la vértebra inferior).

    En la siguiente imagen podemos observar una espondilolisis:




    BIBLIOGRAFÍA




      1. García JA, Hurlé JM. Aparato locomotor del tronco y del cuello. Anatomía Humana. 1º ed. Colombia: McGraw-Hill, 2005. p. 86-168.
      2. Thiriet P, Rastello O. La vértebra lumbar y la movilidad de la región lumbar (vídeo). Consultado el 18 de octubre de 2016. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Sjw0u5LrYPo
      3. Lopez PA. Anatomía y biomecánica de la columna vetebral. Universidad de Murcia. Consultado el día 17 de octubre de 2016. Disponible en: http://ocw.um.es/gat/contenidos/palopez/contenidos/616e61746f6dc3ad615f706564726f5f616e67656c.pdf
      4. Unidad Didáctica 2. Cabeza y columna vertebral. En: Grado Nutrición Humana y Dietética. Anatomía y fisiología humanas: sistema musculo-esquelético. Burgos: Universidad Isabel I; 2016.
      5. Wikipedia (internet). Consultado el 20 de octubre de 2016. Disponible en: https://es.wikipedia.org/wiki/Charnela_vertebral

      REGIÓN DORSAL




      La columna dorsal o torácica, se encuentra justo debajo del conjunto cervical y consta de 12  unidades (D1-12/T1-12) funcionales óseas superpuestas una encima de la otra. Presenta una curvatura fisiológica de concavidad anterior, también llamada curvatura cifósica, observable en el plano sagital del cuerpo. Aloja a la médula espinal dorsal a lo largo del conducto raquídeo y a través de orificios laterales de cada vértebra salen las doce raíces o nervios intercostales hacia los huesos, músculos y ligamentos de la región torácica. 




      Morfología

      Cada vértebra está constituida por una morfología única. En esta encontramos ocho vértebras típicas D2-9 y cuatro atípicas D1-D10-D11-D12. Al igual que en el conjunto cervical, el torácico aumenta de tamaño de arriba a abajo, siendo D12 la más extensa. 


      El cuerpo es redondeado, en la parte anterior de los pedículos presenta las hemicarrilas articulares, dos inferiores y dos superiores, de cada lado. Destinadas a articular con la cabeza de la costilla correspondiente. 

      Sus apófisis espinosas son largas e inclinadas hacia abajo con forma de prisma triangular, se proyectan desde los arcos vertebrales y se solapan con las vértebras inferiores. De esta manera protege el conducto vertebral de posibles lesiones. 

      Presenta apófisis articulares superiores muy pronunciadas, dirigidas hacia atrás, al contrario las inferiores son notablemente más pequeñas y dirigidas hacia adelante. Las cuatro carillas articulares son planas y verticales. El agujero vertebral es pequeño en relación al cuerpo con una forma casi circular.

      Sus vértebras también presentan los discos intervertebrales más estrechos (1/6 en comparación con cada vertebra) de todo el espinazo. Las apófisis articulares controlan los movimientos de rotación e inclinación, estas también intervienen en el movimiento de flexión, el cual está limitado por el tórax, las apófisis espinosas limitan el movimiento de extensión por su disposición y grado de inclinación, mayor que el resto del raquis.


      Articulaciones y Movimiento

      La región dorsal destaca por formar parte de la caja torácica junto con el esternón y las costillas. El espinazo dorsal permite los movimientos de flexión, extensión, rotación e inclinación lateral.

      Una particularidad de la raquis torácica es que tiene que albergar las veinticuatro (doce en cada lado) costillas que que junto a estas forman el tórax, para ello cuenta con unas carillas en las apófisis transversales tanto en su parte superior como inferior. Exceptuando la primera vértebra con tan sólo una carilla articular superior, la décima que contiene una semicarilla destinada a la décima costilla, por último, undécima y duodécima carecen de carillas en las apófisis, estas nacen directamente del cuerpo de la vertebra para albergar sus correspondientes costillas.  Las vértebras D11 y D12, (vértebras dorsales undécima y duodécima), se articulan con las costillas denominadas costillas falsas o flotantes, porque no articulan directamente con el esternón.


      Las costillas articulan con las vértebras dorsales a través de dos articulaciones:

       

      • Articulación costovertebral: se da cuando la carilla articular de la cabeza de la costilla une con el cuerpo de las vértebras dorsal. Son carillas planas, todas las costillas poseen estas dos carillas excepto la primera costilla, que solo tiene una carilla inferior, y las costillas undécima y duodécima, que solo poseen una carilla superior.
      • Articulación costotransversa: es la originada cuando la faceta articular plana de la cara inferior de la tuberosidad de la costilla articula con las apófisis transversal de las vértebras dorsales. Estas dos articulaciones son de tipo artrodia.

      Otra de las características de este segmento, es el hecho de que no cuenta con una gran movilidad, siendo la parte menos móvil de toda la columna vertebral humana. En rasgos generales su máximo grado de flexión es de 35º, extensión 25º, inclinación lateral 20º y de rotación 35º. El mayor punto de la curvatura dorsal, se establece entre las vértebras D6 y D7.



      BIBLIOGRAFÍA
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      REGIÓN CERVICAL


      La columna cervical está compuesta por 7 vertebras, las cuales, vistas desde el plano sagital forman una curvatura cóncava (lordosis). La primera vértebra cervical C1 se denomina Atlas y la segunda C2 Axis, las demás vertebras se nombran con la letra “C” y el número de la vértebra correspondiente en orden descendente, así la quinta vértebra cervical es la C5.

      Las vértebras cervicales son el grupo más heterogéneo, ya que existen grandes diferencias entre ellas. En su mayoría presentan un cuerpo pequeño y ancho, con un gran agujero raquídeo, la apófisis transversa tiene un orificio por donde pasa la arteria vertebral y tanto las apófisis transversas como las apófisis espinosas se presentan bifurcadas. Como hemos mencionado anteriormente el atlas carece de cuerpo, en su lugar se encuentra un arco que une las dos masas laterales de esta vertebra con el occipital que está situado encima y con el Axis debajo. El cuerpo del Axis está formado por un saliente óseo denominado apófisis odontoides, la cual se introduce en el Atlas y queda fijada gracias al ligamento transverso del Atlas, esto permite el movimiento de giro de la cabeza.




      Articulaciones de la columna cervical

      Articulación atlantooccipital (occipital-C1): articulación sinovial de tipo dicondíleo  formada por los cóndilos occipitales y las masas laterales del atlas. El occipital se fija al atlas a través de las capsulas articulares y las membranas y ligamentos atlantoocipitales, también tiene fijación al axis por medio de distintos ligamentos.

      Articulación atlantooaxoidea (C1-C2): se establecen tres tipos de articulaciones, una central o atlantoaxial media (articulación pivote de tipo trocoide), la cual se une la apófisis odontoides  con el arco anterior del atlas y el ligamento transverso, y dos articulaciones atlantoaxiales laterales (articulación sinovial plana de tipo artrodia) entre las carillas articulares inferiores del atlas y las superiores del axis.

      Las demás articulaciones son iguales en toda la columna de las cuales hablaremos en los siguientes post.


      Movimientos de la columna cervical

      La columna cervical es capad de moverse en todos los planos, realizando así tanto los movimientos de flexión (65o) y extensión (40o), como inclinación lateral (35o-45o) y rotación (45o-50o) y circunducción. Estos movimientos se pueden realizar gracias a las articulaciones anteriormente nombradas donde la articulación atlantooccipital permite la flexión y extensión de la cabeza como una pequeña inclinación lateral y rotación, mientras que la articulación atlantoaxoidea permite la rotación de la cabeza. A excepción de la articulación atlantoaxoidea el movimiento nunca ocurre en único segmento de la columna.




      BIBLIOGRAFÍA


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